Hablar se convirtió en un placer. Reír, confiar, recordar, conocer.
Detrás de una puerta sin seguro amanece; las miradas toman otro color y acariciarse el pelo mutuamente resulta imperativo e inevitable.
El beso llega sin aviso ni resistencia. Muchas horas, muchas luces diferentes alumbran las palabras que fluyen y fluyen dejando a las almas ya sin máscaras ni pellejo.
Entonces alguien abre la puerta y al verlos grita.
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Miércoles de Andreinski en el Ladies' Room.
Muacks!
Factorización de trinomios: El binomio cuadrado perfecto.
Hace 2 semanas
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