28 oct 2009

A escondidas

Hablar se convirtió en un placer. Reír, confiar, recordar, conocer.
Detrás de una puerta sin seguro amanece; las miradas toman otro color y acariciarse el pelo mutuamente resulta imperativo e inevitable.
El beso llega sin aviso ni resistencia. Muchas horas, muchas luces diferentes alumbran las palabras que fluyen y fluyen dejando a las almas ya sin máscaras ni pellejo.

Entonces alguien abre la puerta y al verlos grita.



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Miércoles de Andreinski en el Ladies' Room.

Muacks!

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