26 nov 2010

Músicas y generaciones.

Leees cuento, que en Septiembre fue el cumpleaños no. 11 de mi hermana menor, y yo, como hermana mayor y apapachona que soy, decidí -en un acto de amor puro- darle un regalo a mi hermana que realmente desease, que significara algo para ella, algo que le encantara... aunque a mi no tanto.

La llevé al concierto de los Jonas Brothers. Si, afamado y sensual lector, así como lo oye, yo Andreinski Consuela Banana Hammock, fui a un concierto de los Jonas Brothers.

Pensé que si a mi a los 11 años alguien me hubiera llevado a ver a N'sync yo también me hubiera zurrado y hubiera amado eternamente a quien me hubiese llevado, hubiera atesorado el regalo y el recuerdo aunque pocos años después le negara al mundo e incluso a mi misma que alguna vez siquiera escuché sus canciones. Qué oso, goeeei

Pero así es una de mocosa, y es muy válido y que a mi no me gusten las canciones de la chaviza de ahorita no significa absolutamente nada, si yo tanto critiqué y reproché a mis padres nunca entender mi música (la de más adelantito, tipo 13 años cuando escuchaba harto mérol y nadie en la casa me aguantaba) ¿por qué caer yo en lo mismo con mi hermana? No, decidí que no iba a repetir patrones que a mi en su momento me cagaron el palo.

Me envolví en una mascada, una peluca y me puse unos lentes muy a la Jackie Onassis para ir a comprar los boletos sin ser reconocida por nadie.**

Llegó el día del concierto y yo seguía haciéndome mi cocowash al respecto, no es fácil, oigans, sé que ustedes me entienden. (¿¡Verdad!?)
También pensé que qué chafa es ir a un concierto con alguien que demuestra el entusiasmo de un palmito en vinagre, si ya estaba haciendo esto, lo iba a hacer bien, iba a dar el regalo completo: se hace todo o no se hace nada.

Llegamos al estadio 3 de marzo, le compré una camiseta a mi hermana y nos adentramos al lugar. Nuestros boletos eran de general (carísimos todos, por supuesto, estúpido y millonario Disney Channel, no me tienes muy contentita)
Abrió el concierto Demi Lovato y fue mi primera grata impresión de la tarde, la verdad mis respetos a la morrita, (dejemos de lado el hecho de que está buenísima y guapísima y traía un vestidito que dejaba ver sus suculentas piernas) tiene una gran gran voz, canta muy bien y en diferentes canciones tocó la guitarra acústica, eléctrica, el piano y en otras cantaba y bailaba a la perfección. Sus rolas no son algo que yo escucharía normalmente, pues no es mi estilo, pero de que se ve y se reconoce el talento y las tablas, la verdad si. Después salieron ya los hermanitos Jonáses y al ver que mi hermana estaba batallando para ver el escenario pues me la trepé en los hombros. Pasé con mi hermana encima de mi como medio concierto, ella gritaba y cantaba y se remolineaba y yo de repente sentía que me iba a dar un váguido. Si, si había más niñas encima de gente... pero niñas de 5 años en los hombros de sus PAPÁS, ¡no pubertas grandotas de 11 encima de sus hermanas de 20! Seguro era una imagen muy cagada para quien lo viera por fuera. La emoción de mi hermana lo valía todo.

En los momentos en que no estuvo encima de mis hombros o en mi espalda yo bailé y bailé junto con ella y wacha wacheaba sin ton ni son puesto que no me sé ni una rola pero había que hacer todo el show, yo estaba contenta por estar con mi hermana, porque ella lo estaba disfrutando y a eso le bailé. Una morrita de unos 12 años se nos acercó y nos preguntó si se podía quedar con nosotras, le dijimos que a huevo y muy emocionada se nos pegó y bailoteó con nosotras. Le pregunté que con quién venía, "con mi tío..." dijo apuntando hacia donde se encontraba el susodicho... recargado en los baños portátiles a punto de desfallecer de hueva y aburrimiento, ¡pobre chamaca! Ven, hay que hacer la faramalla completa, es culero ir con alguien que no se prende. El resto de la noche fue así, bailoteando, wacha-wacheando, subiendo y bajando a mi hermana de mis hombros y por mi parte, reconociendo que los morros la neta también tienen su chiste. No, no es el estilo de música que yo escucharía, pero también son morros con talento, mucha educación musical y letras que pues no nomás dicen "oh si baby, me gustas tanto, honey".

Me di cuenta que todos los que foreverean diciendo que la música está cada vez peor, que ya todo se hace por vender y que no hay talento, no se han puesto realmente a comparar. Mi generación fue la generación Boy band. Para ser Backstreet boy o N'sync boy no hacía falta nada más que estar carita, aprenderte una coreografía y hacer bonitas armonías, eso si era música muy pobre, esto no va por ahí. Los morros tocan todos varios instrumentos, escriben sus propias rolas, no son necesariamente caritas y en general, musicalmente hablando está mucho mejor que lo que se escuchaba en los 90's, así que mi manifiesto dice: no, la música NO va de mal en peor, ahora por lo menos tiene más sustancia y atención al talento que en mis infames -pero bien amados- 90's y esperemos que en la siguiente década mejore también.

Sobra decir que al día siguiente yo no me podía ni mover de dolor muscular, sentía ardientes piedras en mis hombros y cuello. Y lo volvería a hacer, mi hermana vale eso y mucho más. :)

Al que me juzgue por andar yendo a estas cosas, le hiede la cola. He dicho.