19 mar 2010

La de tiempo

que hace que no escribo, ¿vea?

Vergüenza debería de darme pero no, no me da.

La de cooosas que no les he contado. jujuju *se abanica con la mano*

Sigo sin trabajo.

Una im-por-tan-te empresa está jugando a que me contrata pero se tarda en hacerlo, se están dando a desear, básicamente. Me da esperanzas que mi madre trabajaba ahí y todos la aman y tiene como mil palancas así que seguramente si me contratarán, solo debo esperar.

¡Pero qué chafa es esperar!

Estoy en números no rojos, rojísimos. Hasta a mi abuela le debo como 200 varos, si eso no es estar en el hoyo, yo no sé que es.

Mas sin embargo pero aún y no obstante lo anterior: me la he pasado pasié y pasié.

Precisamente el fin de semana pasado anduve en las Vallartas y me la pasé bieeen chingón patrocinada por la hermosa y nunca bien ponderada Lore a quien seguro recuerdan de posts pasados y si no, deberían, es bien paike.

Conocí a la bebé Zoé, mi nueva sobrinita, hija de una de mis mejores y más chairas amigas que se casó con un wey adorabilísimo y pior de chairo que ella: los amo.
De verdad era esperanzador verlos juntos, tan felices, tan enamorados y tan chairos, nomás faltaba que bajasen a la playa deslizando por un arcoiris de algodón y malvavisco mientras pequeños charales acomodan flores en sus ropajes y de los pañales de la niña brotan miel y bayas frescas.

Regresando a Guanatos la realidad era menos amable... mucho menos amable.
En mi casa las cosas son harto estresantes PEEEERO, llegó Garrafa a mi apestosa vida.

De un horroroso y hediondo refugio adopté a una perrita bella que originalmente ni era para mi. Su destino se suponía que era terminar en casa de una tía que está muy sola, unas primas y yo habíamos decidido hacerle ese regalo. Así que con todo mi cariño fui a buscarla y desde que la conocí me enamoré de ella, días después fui a recogerla, la nombré (si, Garrafa es un fantástico nombre para una perra, lo sé) la cuidé, bañé, amé, des-garrapaté (porque me la entregaron toda pulgosa y garrapatienta) y la tuve unos días antes de que hiciéramos la entrega, la verdad es que nos encariñamos ella y yo bien bien cabrón. Aún así, sabía que su destino era alegrar la vida de dicha tía así que un trágico domingo fuimos todas muy guapas y entusiasmadas a llevar a Garrafa a su casa y ándale que ¡NO LA QUISO!

La neta si me agüité y me apachurré un rato porque pos pobrecita, ¡me la rechazaron a mi bebé! pero mentiría si dijera que no me alegré después, ahora Garrafa está conmigo y ha tenido un impacto muy positivo en mi vida, la amo, amo cuidar de ella y ella me ama aún más, juro que me ve con un agradecimiento que nunca había visto en ningún otro animal. ¡Me cuida! está re cagado porque en mi casa me he vuelto medio intocable, mi hermana OSÓ soltarme un manotazo el otro día y Garrafa le gruñó bien chido jujuju, mi mamá OSÓ gritarme (como siempre lo hace) y también a ella se le puso al brinco... ¡es la onda!

Conózcanla:


Esa mirada me mata.


Besos babeados,
Andreinski.